1. Satisfacción al cliente. La prioridad es satisfacer al cliente mediante la entrega temprana y continua de software con valor.
2. Cambios. Los cambios son bienvenidos en cualquier etapa del proyecto. Los procesos ágiles aprovechan el cambio para adaptarse a las necesidades del negocio y para proporcionar ventaja competitiva al cliente.
3. Software funcional. Entrega de software funcional en un periodo corto (entre dos semanas y dos meses).
4. Colaboración. Los responsables del negocio y los desarrolladores trabajan juntos durante todo el proyecto. La colaboración facilita la comunicación del equipo de trabajo con el cliente y esto también beneficia al usuario final del producto.
5. Individuos motivados. El éxito de los proyectos está determinado, en gran medida, por individuos que se sienten motivados. Se debe garantizar un buen entorno de trabajo y dar al equipo independencia para tomar decisiones y ejecutar las actividades relacionadas con el proyecto.
6. Comunicación cara a cara. Es el método más eficiente y efectivo de comunicar información al equipo.
7. Progreso. El software funcionando es la principal medida de progreso.
8. Desarrollo sostenible. El ritmo de desarrollo debe ser constante a lo largo de las iteraciones.
9. Mejora continua. Está determinada por la excelencia técnica y el buen diseño a lo largo del proceso, en cada una de las iteraciones, el equipo puede identificar fácilmente qué hizo bien y qué puede mejorar.
10. Simplicidad. El arte de maximizar la cantidad de trabajo no realizado es esencial. Se deben contemplar requerimientos bien definidos y un alcance claro para aprovechar al máximo los resultados de las tareas ejecutadas.
11. Autoorganización. Las mejores arquitecturas, requisitos y diseños emergen de equipos autoorganizados.
12. Autoevaluación. El equipo tiene la capacidad de ajustar y perfeccionar su comportamiento.